MIÉRCOLES 18
¡Buen día tercero!
Ya estamos a mitad de semana... ¡qué rápido!
Hoy vamos a trabajar un poquito de prácticas del lenguaje ¿Te animas?
En el cuaderno de prácticas del lenguaje:
· Comparando versiones.
· Leemos el cuento: “Blancanieves y los siete enanitos”. Autor: Jacob y Willhem Grimm.
Preparados... Listos... ¡A LEER!
Preparados... Listos... ¡A LEER!
Había una vez una niña muy bonita, una pequeña princesa que tenía un cutis blanco como la nieve, labios y mejillas rojos como la sangre, y cabellos negros como el azabache. Su nombre era Blancanieves.
A medida que crecía la princesa, su belleza aumentaba día tras día hasta que su madrastra, la reina, se puso muy celosa. Llegó un día en que la malvada madrastra no pudo tolerar más su presencia y ordenó a un cazador que la llevara al bosque y la matara. Como ella era tan joven y bella, el cazador se apiadó de la niña y le aconsejó que buscara un escondite en el bosque.
A medida que crecía la princesa, su belleza aumentaba día tras día hasta que su madrastra, la reina, se puso muy celosa. Llegó un día en que la malvada madrastra no pudo tolerar más su presencia y ordenó a un cazador que la llevara al bosque y la matara. Como ella era tan joven y bella, el cazador se apiadó de la niña y le aconsejó que buscara un escondite en el bosque.
Blancanieves corrió tan lejos como se lo permitieron sus piernas, tropezando con rocas y troncos de árboles que la lastimaban. Por fin, cuando ya caía la noche, encontró una casita y entró para descansar.
Todo en aquella casa era pequeño, pero más lindo y limpio de lo que se pueda imaginar. Cerca de la chimenea estaba puesta una mesita con siete platos muy pequeñitos, siete tacitas de barro y al otro lado de la habitación se alineaban siete camitas muy ordenadas. La princesa, cansada, se echó sobre tres de las camitas, y se quedó profundamente dormida.
Cuando llegó la noche, los dueños de la casita regresaron. Eran siete enanitos, que todos los días salían para trabajar en las minas de oro, muy lejos, en el corazón de las montañas.
Se acercaron para admirarla cuidando de no despertarla. Por la mañana, Blancanieves sintió miedo al despertarse y ver a los siete enanitos que la rodeaban. Ellos la interrogaron tan suavemente que ella se tranquilizó y les contó su triste historia.
-Si quieres cocinar, coser y lavar para nosotros -dijeron los enanitos-, puedes quedarte aquí y te cuidaremos siempre.
Blancanieves aceptó contenta. Vivía muy alegre con los enanitos, preparándoles la comida y cuidando de la casita. Todas las mañanas se paraba en la puerta y los despedía con la mano cuando los enanitos salían para su trabajo.
Pero ellos le advirtieron:
-Cuídate. Tu madrastra puede saber que vives aquí y tratará de hacerte daño.
La madrastra, que de veras era una bruja, y consultaba a su espejo mágico para ver si existía alguien más bella que ella, descubrió que Blancanieves vivía en casa de los siete enanitos. Se puso furiosa y decidió matarla ella misma. Disfrazada de vieja, la malvada reina preparó una manzana con veneno, cruzó las siete montañas y llegó a casa de los enanitos.
Blancanieves, que sentía una gran soledad durante el día, pensó que aquella viejita no podía ser peligrosa. La invitó a entrar y aceptó agradecida la manzana, al parecer deliciosa, que la bruja le ofreció. Pero, con el primer mordisco que dio a la fruta, Blancanieves cayó como muerta.
Aquella noche, cuando los siete enanitos llegaron a la casita, encontraron a Blancanieves en el suelo. No respiraba ni se movía. Los enanitos lloraron amargamente porque la querían con delirio. Por tres días velaron su cuerpo, que seguía conservando su belleza -cutis blanco como la nieve, mejillas y labios rojos como la sangre, y cabellos negros como el azabache.
Los enanitos hicieron un ataúd de cristal, y colocándola allí, la llevaron a la cima de una montaña. Todos los días los enanitos iban a velarla.
Un día un príncipe, que paseaba en su gran caballo blanco, vio a la bella niña en su caja de cristal y pudo escuchar la historia de labios de los enanitos. Se enamoró de Blancanieves y la beso. . Ella despertó de su largo sueño y se sentó. Hubo gran regocijo, y los enanitos bailaron alegres mientras Blancanieves aceptaba ir al palacio y casarse con el príncipe. Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
¡MUY BIEN!
Ya llegaste hasta acá. ¡Ya falta poquito!
¿Conocías el cuento? ¿Lo habías leído? ¿O lo viste de otra manera?
Ahora vamos, a realizar las siguientes actividades y una vez que termines ¡ENVÍALAS! Estoy ansiosa por leer tus respuestas.
- Respondé el siguiente cuestionario sobre el cuento Blancanieves.
- Respondé cuál o cuáles de las siguientes afirmaciones son correctas.
En el cuaderno de prácticas del lenguaje:
· ¡NOS PONEMOS A ESCRIBIR!
En no más de 4 renglones, imagina lo que pensó Blancanieves al despertarse y ver que los enanitos la rodeaban.
¡HASTA MAÑANA!
Listo ya lo hice! Alma Feyt
ResponderEliminarMe gusto mucho el cuento se me paso mas rapido que lo normal
ResponderEliminarSoy Panchi, me gusto fue muy divertido, besos
ResponderEliminarHola soy Ema, me gusto mucho el cuento de Blancanieves. ya vi la historia en la pelicula
ResponderEliminarhola soy rochi a mi me encanto tanbien ounque al prinsipio no entendia nada
ResponderEliminarListo!
ResponderEliminarHOla!! les cuento que este cuento era mi preferido cuando era chiquita! les mando beso voladores,,VIVI
ResponderEliminarListo en 17/03
ResponderEliminarBernardo